Son muchos los intercambiadores que recibimos y procedemos a su limpieza. Para ello, hay que conocerlos y saber de su funcionamiento para dar el mejor servicio en la medida de lo posible. Aquí os lo explicamos:

La base de su funcionamiento es que los fluidos calientes y fríos intercambian entre sí su calor a través de las placas corrugadas.

Su funcionamiento se basa en que, el líquido que pasa a través del intercambiador, se divide en partes iguales en función del número de placas que éste disponga. Cada dos placas se genera un canal de circulación por el que fluye una de esas porciones de líquido.
Gracias a este mecanismo, se incrementa la velocidad de circulación creando un flujo que reduce el riesgo de incrustaciones al mismo tiempo que optimiza el intercambio de calor; de tal forma que el fluido logrará alcanzar el 100% de su temperatura al final del recorrido de cada placa.

Para proceder a su limpieza e higienización, lo primero que hacemos es desmontarlos, tomando siempre como referencia la medida interior de estos, y poder darle el mismo par de apriete en su montaje final.

Una vez desmontado, se individualizan todas las placas para prelavarlas con agua a elevada temperatura. A continuación, las placas se someten a un proceso de cavitación ultrasónica; proceso en el que se forman continuas depresiones y sobre-presiones que aparecen y desaparecen en el líquido, produciendo un micro cepillado y consiguiendo eliminar toda la suciedad, incluyendo los puntos de acceso más difíciles.
Después, todas las placas pasan por un proceso desincrustante y son aclaradas nuevamente con agua a elevada temperatura para finalizar su limpieza.

En lo que a los armazones se refiere, esto son también prelavados, pasados por el proceso de cavitación ultrasónica para eliminar los restos de óxido, pulidos y pintados.

Por último, para proceder a su entrega, se montan dichos intercambiadores con sus placas, dejándolos idénticos a cuando se recibieron. Para ello, os mostramos las fotos de su recepción y de su entrega.